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Diario YA


 

Ni el gobierno ni los nacionalistas ni las izquierdas podían dejar pasar la ocasión de exonerarse de responsabilidades e intentar sacar provecho político del desastre del Movil World Congress.

Ahora llegan los supuestos complots, confabulaciones y maquinaciones “contra” Cataluña

Miguel Massanet Bosch.
Ni el gobierno ni los nacionalistas ni las izquierdas podían dejar pasar la ocasión de exonerarse de responsabilidades  e intentar sacar provecho político del desastre del Movil World Congress.
No duden ustedes de que, el desgraciado final del MWC, su supresión  y sus consecuencias económicas, si bien han causado un evidente perjuicio económico para todos aquellos que, de una forma u otra, estuvieran relacionados con este magno acontecimiento, que es obvio que ha tenido y va a seguir teniendo importantes secuelas negativas respecto a todas aquellas empresas que han hecho inversiones millonarias para estar presentes en esta feria de las tecnológicas, y también va a suponer un evidente quebranto para todos aquellos comercios, hoteles, restaurantes, taxis ect.etc. , que pensaban sacar una importante tajada a costa de los miles de personas que tenían programado desplazarse a Barcelona, por medio de los distintos medios de transporte (otros de los que van a salir perjudicados), para tomar parte en los actos que iban a tener lugar, a través de las distintas actividades que estaba previsto que tuvieran lugar a lo largo de los días que iba a durar el congreso que iba a tener lugar en la ciudad de Barcelona.; Ttambién es cierto que, la enorme publicidad que se le ha dado a su cancelación; las portadas de los periódicos haciendo alusión a un hecho tan imprevisto y los miles de artículos que ha venido provocando, apoyando o criticando la decisión de los organizadores del certamen; le han venido como agua de mayo a un ejecutivo en la cuerda floja por el tema de la señor Delcy Rodríguez, las tribulaciones del señor Ábalos, las meteduras de pata de la señora Calvo y del ministro Marlasca y las tartamudeantes y poco convincentes explicaciones ( las pocas que se avino a dar antes de renunciar contestar más preguntas sobre el tema) de la ministra de Asuntos Exteriores, la señora Arancha González, ¡cuán bajo ha caído la diplomacia española!, respeto a las relaciones con Venezuela y los rocambolescos sucesos que tuvieron lugar en el aeropuerto de Barajas, todavía pendientes de ser aclarados.
Los numerosos frentes que este ejecutivogobierno, que las urnas han propiciado, tiene abiertos,  habían situado al gobierno del señor Sánchez en la cuerda floja, con una cuestión que probablemente se vaya a discutir en el Parlamento Europeo, tan espinosa como el tener que justificar el aterrizaje, en España, de un avión procedente de Venezuela, con una señora ministra proscrita por la UE, que tenía prohibido sobrevolar el espacio europeo y debería haber sido detenida por la policía española tan pronto hubiera pisado suelo español. Era evidente que, el señor Sánchez, no iba a permitir que cayera el ministro Ávalos por mucho que, motivos para dimitir, habíalos y muchos. Tampoco habían salido inmunes de su famosa Ley de aprobación de la Ley de Eeutanasia, utilizando el procedimiento de urgencia, cuando es un tema que lleva años siendo objeto de estudios, simposios, congresos sin que se hubiera formado una opinión definitiva acerca de la conveniencia o no de implantar una norma reguladoraLey que parecía innecesaria, siendo evidente que existe una ley de cuidados paliativos paraapara los enfermos terminales que, seguramente, hace innecesaria una actuación tan radical como es privar a una persona de su vida, simplemente mediante un acto administrativo irreversible. En esta ocasión, siguiendo la práctica de este Gobierno de imponer hechos consumados, lo han solventado sin los informes del Consejo de Estado ni del Comité de Bioética. Cacicada tras cacicada, bordeando los límites constitucionales y reafirmándose en proceder de espaldas a los partidos de la oposición.
Pero donde el Gobierno está pisando arenas movedizas es en sus relaciones ( a muchos nos parece que no se pueden entender más que como un intento punible de traicionar a España) con los separatistas, en especial con los catalanes, a los que se les está permitiendo que vuelvan a las andadas, que sigan con su propaganda de intoxicación fuera de España, por medio de sus “embajadas” pagadas por todos los españoles, y que se les de tratamiento de igual a igual cuando lo que debiera de hacerse es preocuparse para que los reos ingresados en las cárceles no tengan tratamiento, especial, no se les anticipen permisos y, por encima de todo, no se les concedan beneficios penitenciarios si, como demuestran en cualquier ocasión que se les presenta, es evidente que están dispuestos a delinquir de nuevo cuando tengan oportunidadcasión de hacerlo.
El tema del congreso de las tecnológicas, su inmediatez, su repercusión mundial y los comentarios que ha ido suscitando, le han permitido al gobierno correr una cortina de humo para ocultar temas como que, en el parlamento catalán, la alcaldesa de Vic y diputada de Junts per Catalunya (JxCat), Anna Erra, haya provocado una intensa polémica por su intervención en la sesión de Control al Govern. Erra ha propuesto que, los catalanes “autóctonos”, deben hablar en catalán y no en castellano a gente que “por su acento o su aspecto físico no parece catalana”. Seguramente esta misma señora se escandalizaría del comportamiento de los nazis con los judíos, como ha ocurrido con la impresentable señora Ponsetí, dando una muestra más de la empanada mental y cerrilidad de estos separatistas catalanes, ha declarado desde su puesto de parlamentaria europea, que la expulsión de los judíos de España en el siglo XV fue la que inspiró a Hitler para su holocaustro con la etnia judía en Alemania. Si señores, lo que sucede con los soberanistas catalanes y vascos no es más que un sentimiento racista, con mayúsculas respeto al resto de ciudadanos españoles.
Ahora, tanto el gobierno de Madrid, como los comunistas y separatistas catalanes no les basta con lamentarse de la pérdida del MWC, sino que ya dan un paso más y buscan culpables, ven fantasmas, algo parecido a lo que el senador McCarthy de los EE.UU veía en muchos de los americanos a los que identificaba como comunistas peligrosos y agentes rusos que espiaban a los americanos en beneficio del bolchevismo soviético. Ya empiezan a buscarse lazos y conexiones que relacionan al señor Trump, uno de los blancos preferidos del rojerío español, atribuyéndole un sabotaje organizado para impedir que se celebrara el congreso. Haciendo amigos, como siempre, como los hace el señor Sánchez, pretendiendo implantar la tasa Google a las tecno0lógicas americanas sabedor de que en EE.UU no van a tragar con este ataque directo a sus empresas, algo que, naturalmente no van a dejar de castigar complicando, si es que cabe más, nuestras exportaciones a aquella nación.
Pero no vamos a tardar en ver cómo, finalmente, el victimismo catalán, los que manejan los hilos de esta conjura comunista y separatista, van a buscar lazos de unión de lo que ha sucedido en Cataluña y de  los 500 millones que dicen que se les han hurtado, de modo que al fin lo relacionen con VOX o el mismo PP. Para eso tienen a personajes de tanta enjundia, fanatismo, sectarismo y despotismo como la misma señora Rahola, que no va a tardar en denunciar al señor Pablo Casado como instigador y culpable de que Cataluña haya perdido un evento tan importante, no por el miedo al virus corona y su expansión, cada vez mayor por China, sino porque el “fascismo” y el “odio” de los españoles a los catalanes. Dios no lo quiera pero, como es evidente, nadie está en condiciones de garantizar que no sucederá, se produjera un solo caso de la terrible enfermedad en Barcelona o Cataluña, la cantidad de bilis, de palabrería, de chantaje moral y de resentimiento contra el resto de la humanidad que se verían obligados a tragar todos estos que no pueden aceptar como algo natural que, ante la amenaza latente de una pandemia se decida suprimir un evento que, sin duda alguna, por su misma magnitud iba a aumentar las posibilidades de que se produjera una desgracia que pudiera acabar con cientos o miles de vidas de ciudadanos españoles.
Y un comentario añadido a lo dicho. ¿Ahora, cuando ya lleva el gobierno meses en funcionamiento, se le ocurre al señor Pedro Sánchez llamar al líder de la oposición para cambiar impresiones con él?  Tenemos curiosidad respecto a lo que le va a decir al señor Casado y mucho nos tememos que quiera sorprender, por segunda vez, la buena fe del mandatario del PP. ¿Facilidades para nombrar los miembros que tienen cumplido su plazo del TS o del TC o, acaso, del Consejo General del Poder Judicial? ¿Le pedirá “lealtad” en lo que queda de legislatura? O
¿Intentará ahora, a toro pasado, llegar a grandes pactos que le garanticen su permanencia al frente del ejecutivo hasta el término de la legislatura? Estamos en ascuas, porque tenemos la impresión, nada optimista, de que el señor Casado ha arriado parte de las velas que había izado cuando anunció una oposición firme al actual gobierno de coalición entre el PSOE y Podemos y, evidentemente, nos preocupa que, el sector marianista que todavía colea en el PP, haya conseguido convencerlo de que debe seguir una política más cautelosa, menos agresiva, más tolerante, algo que para señores como Feijoo o Alonso parece que es un camino de conseguir más votos pero que, en realidad, si miramos lo que le sucedió al señor Rajoy ( partidario de la política de paños calientes con los catalanes) y a su ayudante la señora Sáez de Santamaría no los condujo más que a un descalabro fenomenal, a ser defenestrados mediante una moción de censura y a lo que todavía es más de lamentar, a entregar a España a un señor dominado por un ego desmesurado, un espíritu dictatorial, amoral y dispuesto a saltarse todos los obstáculos que se opongan a su afán de poder, Constitución y unidad de España incluidas; con tal de satisfacer sus instintos de autócrata y anticapitalista.
O así es como, señores, desde la óptica de un simple ciudadano de a pie, tenemos el triste presentimiento que, así como se presentan las perspectiva de esta legislatura que estamos comenzando; vamos a tener que tragarnos muchos sapos y culebras antes de que, el discurrir natural de las cosas y la evidencia de que no ha habido un solo estado comunista que haya acabado bien, se tenga la oportunidad de que los votantes españoles, escarmentados por sus errores del pasado, se den cuenta de que sin disciplina, orden, seguridad jurídica, ética política, moderación del gasto e impuestos limitados, que permitan a los ciudadanos consumir más y reactivar la economía del país, sin vernos obligados a pasar por el infierno comunistoide que parece que nos tienen preparado.