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Diario YA


 

“Para un gobierno injusto, el mártir es más nocivo que el rebelde” Massimo D’Aceglio

Desconcierto gubernamental, la calle ya no es de las izquierdas

Miguel Massanet Bosch.

Lidiar con morlacos de 500 kilos no es lo mismo que actuar en un encierro de becerros. Esto que resulta evidente para cualquier ciudadano español que tenga noticias sobre lo que son la corridas de toros, parece que no lo acaba de entender un gobierno, completamente desnortado, ajeno a las realidades de esta nación y guiado, exclusivamente, por su obcecación de transformar nuestra nación en un conejillo de indias sobre el que practicar experimentos libertarios de componentes comunistoides que, por desgracia, ya han dado muestra en otras naciones de lo nefastos que pueden llegar a ser para sus ciudadanos y su economía.
Hemos llegado a un punto en el que es evidente que quienes tienen, en la actualidad, las responsabilidades de gobierno en nuestra patria, como se dice vulgarmente, están “perdiendo los papeles” ante una situación interna y unos problemas europeos externos, contienda de Ucrania incluida, que ponen de evidencia la falta de categoría de sus ministros y ministras, que seguramente hubo un tiempo en que soñaron que, la trasformación de España en uno más de los satélites de Venezuela y Bolivia, les iba a resultar fácil pero que, a medida que las circunstancias mundiales van cambiando, la realidad de los reglas de la economía se van imponiendo y la situación de la población española va entrando en una peligrosa vorágine de inflación, encarecimiento de los artículos de primera necesidad, crisis de las industrias y muestras de evidente descontento, por parte de los españoles que ya se están desengañando de aquellas promesas socialistas, marcadas por el comunismo venezolano, que se está demostrando que nunca tuvieron posibilidades reales de cumplirse.
Huelgas, mítines, críticas, manifestaciones multitudinarias, desafecciones, insultos y toda una serie de lo que normalmente se producía contra los gobiernos de la derecha, por unas izquierdas populacheras alentadas desde la oposición de comunistas y socialistas. Ya se sabe, cuando se trata de tragarse la propia medicina pocos son los que lo hacen sin `protestar. Ahora tenemos que soportar que las ministras de transportes y portavoz del Gobierno acusen a los huelguistas del campo, de la enseñanza, de los transportes etc. de ser manipulados por VOX, cuando es evidente que esto no está sucediendo y que se trata de la mala gestión del señor Pedro Sánchez y sus adláteres, que no son capaces de enfrentarse a una crisis verdadera, en la que no les vale su aparato de propaganda para evadirse de sus responsabilidades como gobernantes.
Y es que el acudir a los métodos habituales para descalificar a los críticos del gobierno, el usar el fantasma de “qué viene la derecha” o el calificar a los camioneros en huelga de unos pocos, apenas representativos, “fachas”, “desleales” etc., ya no cuela y resulta tan absurdo, tan de políticos mediocres y de desconocedores de la situación grave en la que se encuentra el país, que bastaría por sí solo para que todo el ejecutivo presentara su dimisión. Lo que sucede es que ya llevamos 9 días de la huelga del transporte y, pese a las reuniones convocadas por la señora ministra, solamente con la presencia de las grandes empresas, pero sin la asistencia de los autónomos y demás sociedades de menor presencia, en las que, aparte de unas pocas, no ha conseguido que las demás se mostraran de acuerdo con los amaños y triquiñuelas con las que el Gobierno ha pretendido salvar la cara y obligar a los huelguistas a ceder ante su obstinación. De hecho, lo que ha sucedido es que otras empresas, en este caso importantes, se hayan sumado a la huelga de modo que, en la actualidad, se puede decir que aquellos que para la ministra eran “una minoría no significativa” en la actualidad representan el 65% de todo el transporte de nuestra nación.
Quizá estemos entrando en una etapa política en la que pueden producirse importantes cambios, en cuanto a las lealtades de las que hasta ahora ha dispuesto el Gobierno del señor Sánchez. No parece que la gestión que intenta llevar en Europa, ante las distintas cancillerías, lleve rumbo de salir exitosa. No es probable que llegue a convencer a Bruselas de la necesidad de separar lo que es el precio del gas del del petróleo. Es obvio que, en cuanto se trata de Podemos, pese a los desaires a los que le está sometiendo la parte socialista del ejecutivo y  las desesperadas críticas de los comunistas a las últimas disposiciones gubernamentales, como podría ser el caso del cambio de actitud ante la cuestión del Polisario y sus repercusiones en cuanto a Argelia o en lo que respeta al envío de armas para Ucrania; el partido de Pablo Iglesias sabe que no tiene otro remedio que tragar bilis, puesto que sus perspectivas electorales cada día que pasa se hacen más pesimistas. Pero el deterioro de las relaciones con Cataluña, el retraso en atender sus demandas y la evidencia de los fracasos de las leyes catalanas, recurridas ante y, posteriormente,  anuladas, de y por los respectivos tribunales superiores de Justicia; no nos permite afirmar que sigan apoyando, de una manera servil, todos los proyectos de ley que presente el gobierno ante el Congreso, especialmente, en el caso de los señores de ERC.
Por otra parte, en el caso asombroso del cambio de opinión del señor Pedro Sánchez, de difícil explicación desde la moral y la ética, por lo que respecta a lo que debiera ser consecuencia de la responsabilidad de toda nación que descoloniza un territorio de permanecer vigilante y atenta en cuanto al desarrollo de las libertadas adquiridas por los nuevos ciudadanos y el respeto por los derechos de los mismos que, por supuesto, no es de recibo que por una parte se descolonice un espacio territorial para, seguidamente, entregarlo a otro pueblo colonizador, como es el caso palmario de Marruecos y su intento de anexión del antiguo Sahara español. El prop0ósito del Gobierno de hacernos creer que Europa está de acuerdo con la decisión tomada por el ejecutivo español, no deja de ser una de estas falsedades que, a través de la prensa, se nos trasmiten para que agachemos la cabeza y nos traguemos la información oficial.
Las declaraciones de la Comisión Europea al respecto, hablan de que “La UE da la bienvenida a todo desarrollo positivo entre sus estados miembros y Marruecos en su relación bilateral, que no puede ser sino beneficiosa para la implementación del acuerdo del acuerdo de asociación euro-marroquí en su conjunto”. En cuanto a este punto, sin entrar en detalles, el comunicado es positivo al acuerdo, sin embargo, la portavoz de Exteriores de la Comisión, señora Massrali, dio la de arena cuando advirtió: “Toda solución debe reposar sobre compromisos en conformidad con la resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas” es decir de una forma breve: la Comisión de la OU que, creemos recordar,  debían garantizar la libertad de los saharauis para formar su propio país. ¿O no?
El juego, para quienes no vean lógica alguna en la declaración del señor Sánchez, no deja de ser una de las fórmulas que la política secreta de las naciones utiliza para crear una situación que contente a varias partes, permitiendo que, de cara al público en general, se dramatice de una forma que, finalmente, salva la cara de cada uno de los implicados en el affaire. Estados Unidos tiene en Marruecos un colaborador leal y fiable al que debe contentar ya que sus bases militares en dicha nación tienen una importancia capital en la geopolítica de la zona.  Argelia, con su gas, siempre ha estado bajo la tutela rusa y ello la ha alejado del bloque europeo occidental pero, a la vez, es de gran importancia para España a la que le vende un 40% del gas que precisa esta nación. El señor Biden no quiere que entre España y Marruecos existan estos continuos roces que, a la vez, le obligan en algunos casos, a tomar parte por una de ambas naciones, algo que siempre implica la posibilidad de desairar a alguna de ellas.
La embajadora de los EE.UU realizó un viaje, hace poco tiempo, visitando Madrid, Argelia y Marruecos y, al parecer se trató de algo más que de un viaje de placer. Tres puntos clave en lo que ha sido este reciente episodio en el que se han visto involucradas las tres naciones. Argelia ha protestado duramente ante Madrid, retirando a su embajador en la capital de España; Marruecos se ha congratulado y ha enviado inmediatamente de regreso a España a su embajadora. ¿Pero y el gas de Argelia? España tiene un contrato con Argelia sobre el suministro y precio de dicho producto y no puede incumplirlo. Cuando venza la duración del contrato es posible que las relaciones entre ambas naciones, que suponen una importante cantidad de divisas para Argelia, ya se hayan normalizado de nuevo. Y los EE.UU los verdaderos beneficiarios de este acuerdo a tres. Tuti contenti.
O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, como  españoles y como europeos, tendremos que asumir el hecho de que tenemos un gobierno que nos plantea continuos ejercicios de fe, con la gran dificultad  que, para cada ciudadano, supone intentar averiguar si las distintas informaciones, promesas, amenazas o disposiciones con las que continuamente viene bombardeando a la ciudadanía, se tratan de meros globos sonda, de intentos de desorientar a las masas, de simples mentiras piadosas o, de lo que es peor, de medidas desestabilizadoras tomadas sin el debido estudio y planificación, pero que, por si solas, puedan dar al traste con lo que todavía queda de la democracia española. Ardua tarea el desentrañarlo.
Hoy, como colofón, leeremos al filósofo Eugenio Trias Sagnier : “En esta vida hay que morir varias veces para después renacer. Y las crisis, aunque atemorizan, nos sirven para cancelar una época e inaugurar otra”. Esperemos que sus palabras sirvan de presagio para los españoles.