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Diario YA


 

el gobierno del PP no estuvo a la altura

España, un estado en descomposición

Miguel Massanet Bosch.
Los mayores recordamos nombres como Azaña, Largo Caballero, Pietro, Negrín etc.  Pero las nuevas generaciones, ni eso, porque para ellos la Historia no existe. Y así nos va.
Cuando Companys declaró la independencia de Cataluña, fue arrestado y enviado a la cárcel, y esto sucedió en tiempos de la II República. Estamos en el Siglo XXI y, si no se produce un verdadero milagro político, nos encontramos a las puertas de la mayor villanía nunca perpetrada contra España, los españoles, su reconocimiento internacional y su legado como aquella nación que atravesó el Atlántico con tres naves de  vela, tres carabelas, que se atrevieron a enfrentarse a lo desconocido y sus amenazas, para llevar a cabo una de las mayores proezas de la historia del mundo: el descubrimiento de América. Y esto ocurrió en el año 1492, cuando las coronas de Castilla y Aragón, gobernadas por Isabel y Fernando, habían establecido, por primera vez, la unión que convertía a todos aquellos reinos en uno sólo, que se cobijó bajo el nombre de España. Y, desde entonces, hasta ahora.
Desde el momento en que nos libramos de Rodríguez Zapatero con el triunfo, por mayoría absoluta, de don Mariano Rajoy del PP, muchos españoles sentimos que, por primera vez en muchos años, España estaba a las puertas de volver a reconocerse a sí misma, resurgir de la depauperación en la que la dejaron los socialistas, recobrar su propia estima, integrarse con más fuerza en Europa y volver a situarse entre las grandes potencias europeas que, por su tamaño, su cultura, su laboriosidad, su proyección en Hispanoamérica y su excelente situación estratégica en el flanco Sur de la UE, se venía mereciendo. Sin embargo, sucedió lo que ya se ha convertido en costumbre endémica entre los españoles que, al parecer, no somos capaces de aguantarnos los unos a los otros y, cuando tenemos la ocasión de dar un paso de gigante para consolidar una situación que nos beneficia a todos, surge la maldita mala sangre que algunos parece que se precian de guardar dentro de sí mismos; este pecado endémico tan propio de aquellos que han sido incapaces de esforzarse en labrarse un porvenir; este reconcomio insensato y obtuso que se ha ido trasladando de padres a hijos desde que los rojos fueron derrotados por Franco en la Guerra Civil, convenientemente alimentado, dirigido y resucitado, por aquellos políticos arteros, valiéndose de la supina ignorancia de las nuevas generaciones de españoles respecto a las circunstancias que, verdaderamente, dieron motivo al levantamiento del general Mola en 18 de julio de 1936.
Sin embargo, en la persona de don Mariano persistían dos factores, el uno su galleguismo elevado a la máxima potencia y otro, un sentido práctico respecto a la situación económica, financiera y social, en que la habían dejado a la nación española los disparates de Zapatero que, como es de todos reconocido,  le impulsó a afrontar, con gran pragmatismo que, lo primero que se debía hacer, era evitar tener que ser rescatados por la UE y asumir, de forma inmediata, que no era posible aplicar sus promesas de bajada de impuestos en aquellos momentos y que era, de todo punto inevitable, tomar una serie de medidas correctoras que iban a implicar recortes duros para los españoles, aunque nunca tan perjudiciales y opresivos como se hubieran tenido que implantar si, los famosos hombres de negro, se hubieran hecho cargo de aplicar un correctivo como el que implantaron en otros países ( véase lo que sucedió en la Grecia del señor Psipras) en los que se vieron obligados a intervenir. Por desgracia, en el aspecto político, el gobierno del PP no estuvo a la altura de lo que los españoles (digo los de verdad, no aquellos que estuvieron trabajando para intentar conseguir el hundimiento del país) y los evidentes éxitos que obtuvo en sacar del atolladero a la nación española, situándola en situación de poder afrontar el futuro con optimismo; en otros temas de vital importancia para el país, no solamente se dejó engañar por nacionalistas vascos y catalanes, se dejó aconsejar por ministros más partidarios del llamado “diálogo”, pensando, equivocadamente, que inundando Cataluña de millones ( algo que les dio réditos en sus tratos con el País Vasco) conseguirían que dejaran de pedir su independencia o dejando que los separatistas chantajearan al Gobierno de forma descarada e impunemente, permitiendo y tolerando que infringieran las leyes, que se burlaran de las resoluciones de los tribunales de Justicia, que implantaran sus propias leyes contrarias a la Constitución; hasta llegar a un punto de ser incapaces ( por falta de información, de conocimiento y confiando en que los líderes nacionalistas catalanes a última hora se arrugarían) de impedir que se celebrara una consulta, largamente anunciada por sus organizadores que, aunque que fue claramente un fiasco de los organizadores, la falta de entendimiento ( evidentemente provocada por las autoridades catalanas) respeto a las actuaciones de las fuerzas del orden que debían evitar que se abrieran los centros electorales que, no obstante,  si se abrieron y, con dificultades pero en suficiente número, lograron instalar las urnas y recoger papeletas. Rejoy, teniendo mayoría absoluta y el apoyo de la mayoría de los españoles no tuvo el coraje de coger al independentismo por los cuernos y retorcerle el cuello. Estuvo en sus manos, pero no se atrevió.
Y, de aquellos polvos estos lodos. Desde la moción de censura presentada por Pedro Sánchez, en colaboración con toda la izquierda y los independentistas, no se han dejado de producir alarmantes signos de que, la degradación del Estado de derecho, era un hecho incontestable; de que el señor Sánchez lo que buscaba, únicamente, era alcanzar el poder y que para ello, si fuera necesario, no le importaba acudir a alianzas, por raras y antinaturales que fueran, siempre que, con ellas, obtuviera los apoyos precisos para neutralizar la fuerza de la oposición, dividida y postergada por el interés tanto de socialistas, como comunistas y soberanistas, de que les dejara el camino libre para poder acabar con la Constitución de 1978, que es el único obstáculo verdaderamente importante que se les opone a su objetivo de convertir nuestra nación en una república bananera, a semejanza de las que ya existen en los países sudamericanos.
La enumeración de las “cacicadas” utilizadas por Sánchez para satisfacer a sus presuntos apoyos sería demasiado larga para exponerlas en este comentario, pero basta nombrar la última de ellas, que clama al cielo y ha bastado para dejar el prestigio de los abogados del Estado, hasta ahora un cuerpo intachable y respetado por todos los españoles, a la altura del betún. Todo el episodio por el que el gobierno ha estado presionando, durante una serie de días, utilizando todos los recursos del poder, para que estos abogados, en teoría un cuerpo destinado para defender al Estado en los casos de reclamaciones formuladas contra sus instituciones, en esta ocasión le proporcione una coartada para avalar la tesis de que, el señor Junqueras, tiene inmunidad ( no impunidad) al objeto de allanar el tortuoso camino que ha tenido que recorrer para que los de ERC se avengan a abstenerse en la votación de la investidura de Sánchez. Es evidente que, aunque la fiscalía no se ha dejado comprar por el Ejecutivo y ha emitido un informe pidiendo que no se permita la libertad a Junqueras y solicitando que el TS se apresure a enviar al Parlamento de la UE una petición de suspensión de la inmunidad de Junqueras, para despojarle de todos los atributos que le concede el figurar como miembro del Parlamento europeo.
Por si fuera poco el contenido del informe de la Abogacía del Estado se ha filtrado con anterioridad de darlo a conocer públicamente; de ahí que los señores de ERC ya conocían de antemano los términos en los que ha sido redactado y, en consecuencia, ya han decidido que los favorece (especialmente en lo que se refiera a sus recursos ante el TJUE) para promocionar su imagen ante Europa que, según deducen de los últimos acontecimientos, no parece que sean muy favorables a los intereses de España en esta cuestión algo que, por lo visto, no les importa a todos estos falsarios que, al parecer, no les importa traicionar los interés de España con tal de salirse con la suya. Lo sucedido en Bolivia, esta intromisión en un tema que no debería haberles importado; con el envío de GEOS a la embajada de Méjico, no sabemos con qué fines pero, indudablemente, una intromisión fracasada que deberá explicarnos la señora Robles a la que, al parecer, le resulta demasiada tarea el tener que compaginar con sus otros trabajos el ministerio de Asuntos Exteriores. El caso es que el incidente ha provocado las iras del actual gobierno Bolivariano que ha amenazado con expulsar del país a todos los diplomáticos españoles. Todo ello no es más que una evidencia de que los de Podemos ya están empezando a mover pieza y que, es muy probable que no tardemos en tener que aceptar que, su presencia en el Ejecutivo del gobierno, puede llevarnos a enfrentarnos a una batalla para ir aumentando los impuestos, los servicios, los controles, la disminución de libertades y lo que puede ser el culmen de toda esta movida hacia la izquierda extrema: la propia vulneración del derecho a la propiedad que, como ya se está viendo, parece que cada día se va estrechando el cerco de leyes y cargas fiscales atentatorios contra lo que debería ser el derecho pacífico y sin trabas del uso y disfrute de los bienes conseguidos  a través del ahorro, el trabajo y la inteligencia de los contribuyentes.
O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, estamos llegando a un punto en el que nos estamos apercibiendo de que, nuestro sistema legal, se está aguantando con alfileres y que, estos señores que se están apoderando del gobierno,  pretenden apropiarse de la gobernabilidad de España con fines espurios para que, cuando estén situados en la cumbre, se van a aprovechar para utilizar todas las maquinaciones, trucos, ilegalidades, artificios y maldades, con el único objetivo de vaciar de contenido nuestra actual Constitución,; si es que llegan a la conclusión de que no les queda la salida de modificarla. Y una de las primeras actuaciones que van a poner en marcha, a petición de Podemos, va a ser (como ya han empezado a poner en práctica) ir limitando todas las actuaciones de la familia real hasta dejarla convertida en una mera sombra de lo que fue la institución, llegado un momento en el que, seguramente, van a justificar su eliminación, alegando que ya no tiene utilidad alguna. Como decía Séneca en su “Hércules furens”, desconfiemos de estos que nos hablan desde sus púlpitos de demagogia: “Las tinieblas de Tártaro están llenas de los que hablan de forma grandilocuente”