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Diario YA


 

Puro marxismo: la lucha de clases en la enseñanza

LA LOMLOE, UNA LEY REACCIONARIA

Fidel Garcia Martínez. Las criticas que se formulan  a la conocida como ley Celaá- LOMLOE- no provienen solo de sus ataques a la libertad educativa consagrada por la  Constitución en su articulo 27, ni tampoco por el intentando de estatalizar de hecho y derecho el sistema educativo, único publico y laicista postergando y cercenando los modelos educativos concertados y diferenciados, tan constitucionales  como el público. Siempre que los últimos responsables de la educación de sus hijos, los padres, así lo demanden.
Son otras las razones por las que la Ley es profundamente injusta y regresiva, por cuanto castiga el esfuerzo, y lo que llaman meritocracia, con medidas como son el premio a mediocridad y falta de espíritu de superación que se materializan en fuera exámenes y pasar curso suspendiendo asignaturas, por la cara bonita: el esfuerzo es castigado y el  desinterés premiado. Hacer  todo más fácil supone castigar a los alumnos que se esfuerzan por cursar estudios con más posibilidades laborales. 

La prueba de esta tendencia educativa a facilitar los aprobados y pasar curso con suspensos son las palabras del ministro de universidades Sr. Castells, quien ha llegado a afirmar que suspender a los alumnos cuando lo merecen es injusto porque machaca a los de abajo y favorece  a los de arriba. Puro marxismo: la lucha de clases en la enseñanza. Se llega incluso a cuestionar las enseñanza de Matemáticas para aquellos alumnos que opten en el Bachillerato por la rama de Ciencias y Tecnologías El ministro del ramo, Pedro Duque, ni está ni se le espera. La realidad de estas medidas que algunos llaman buenísimo educativo basado en una ideología política, no es educativa, sino reaccionaria, porque desmotiva a quienes quieren progresar y premia a los repetidores de curso  y abandonan el sistema educativo, cuyas posibilidades de integrarse  en el mundo laboral son nulas, porque los empleos del futuro exigen una gran preparación. Muchos empleos  no se cubren  por la falta de preparación de los aspirantes. El sistema educativo debe fundamentarse en el mérito y la justicia,  porque si no se fomentan el esfuerzo y la dedicación los más agraviados serán aquellos alumnos con menos medios y capacidades mas bajas. Precisamente el sistema educativo más justo debe basarse en la igualdad de oportunidades para todos y no en perjudicar a los mas humildes  que  se entregan con esfuerza en los estudios.