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Diario YA


 

Los amos de Garzón

Pablo Alejandre Calviño
De las varias declaraciones que el ministro Alberto Garzón ha hecho en las últimas fechas con referencia a su infortunada entrevista para The Guardian, una de ellas es, con mucho, la más significativa y esclarecedora: "Mantengo lo que dije. Se convertirá en línea de trabajo de todos los países occidentales; de hecho ya lo es, pero lo será en mayor medida en el futuro inmediato".

Ahí, en esas pocas palabras, se encuentra resumido el secreto de la chulería, la contumacia y la seguridad con que Garzón sostiene sus manifestaciones: él sabe perfectamente quiénes y qué omnipotentes son sus valedores. Mero agente del globalismo y el Foro de Davos, Garzón por sí solo ni habría pensado en atacar a la ganadería ni habría tenido el cuajo de hacer frente a la oleada de críticas que ha levantado en todos los frentes.

Pero conoce el poder de sus amos y, sabiéndose impune, se atreve a todo. El enemigo de la carne no es él, sino aquéllos a quienes sirve: la agenda ideológica 2 030.