Principal

Diario YA


 

NIÑOS DE SOROLLA EN LA PLAYA, ¿EXALTACIÓN DE LA PEDOFILIA?

Lo crean o no, la venta de varias obras con este temática costumbrista han sido rechazadas en las últimas semanas porque a juicio de los compradores podrían suscitar “conductas inapropiadas”. Si a estas alturas de la feria, no sabemos distinguir nosotros mismos entre fomentar el vicio y delito o contemplar una obra de arte, tenemos un problema como sociedad.


Jorge Llopis Planas

Perito Tasador Judicial de Arte (CEPTAPA)
Critico de Arte (AECA)

Comprender y admirar un desnudo es primordial para entender el arte y su evolución a lo largo de la historia. El artista desde el siglo XV ya quiso ofrecer una visión del ser humano y de la naturaleza por extensión de la manera más auténtica y verdadera enfrentándose incluso a los convencionalismos o normas impuestas por postulados religiosos incluso políticos. En la historia universal del arte, este reto por representar con la mayor fidelidad posible la naturaleza se transformó en un estilo denominado Realismo.

El escándalo y la admiración han sido constantes en la azarosa evolución del género. Desde lo bello hasta lo feo, Desde una visón idílica a la más corriente. Desde su estricta representación hasta lo sugerente y desde luego provocativo. El desnudo fue en sus inicios una temática escogida, encargada y privada del comitente (del cliente si se prefiere) para su disfrute más íntimo y personal. A medida que la sociedad cambia a postulados sociales más liberales y menos encorsetados el artista ofrecerá un repertorio más amplio de modelos que únicamente deberían ser analizados o estudiados desde la perspectiva de su intención, de su visión, del contexto y por supuesto del resultado estético en el que se representa la figura desnuda.

Lo escandaloso es la visión degenerada y patológica de los nuevos agentes culturales o si se prefiere de los nuevos medios de comunicación social: Las redes sociales

Disculparan esta introducción, pero claro, una vez superada la incredulidad y espanto cuando una red social (Facebook) ya descartó hace años incluir imágenes de desnudos de Modigliani por considerarlo pornografía y que condenó social y culturalmente al género del desnudo artístico en las redes. Ahora le llega el turno por lo visto a los niños. Me comentan tres importantes marchantes que compradores (2 americanos y 1 alemán) han rechazado adquirir  obras de Joaquín Sorolla con niños desnudos en las playa con el argumento que “podrían suscitar o considerarse conductas inapropiadas. Les aseguro que no es ninguna broma y yo simplemente, lo cuento para que ustedes también se puedan reír...o reflexionar.

Es rebuscado, enfermizo y sucio transformar la inocencia y el virtuosismo en una causa de denuncia y vergüenza. Lo escandaloso es la visión degenerada y patológica de los nuevos agentes culturales y determinadas redes sociales autoproclamadas reguladoras de la Nueva Normalidad, para creerse con capacidad de considerar y condenar hechos históricos como la pintura, imitando a aquellos tribunales cerrilmente puritanos de Nueva Inglaterra, alterando y demonizando incluso nuestra privacidad. Si a estas alturas de la feria, no sabemos distinguir nosotros mismos entre fomentar el vicio o contemplar una obra de arte tenemos un problema como sociedad.

El “Choque de trenes“ entre el concepto de cultura y arte se está produciendo a cámara lenta ante nuestros ojos. Para algunos antropólogos, la cultura consiste en los valores, motivaciones, normas y contenidos ético-morales dominantes en un sistema social. Es una de las muchas definiciones de cultura ¿Deberemos asumir por tanto que la nueva Cultura del siglo XXI reniega del arte? Los medios digitales son una expresión y motor de esta sociedad, no lo olvidemos ¿Son acaso censores de nuestras opiniones y gustos?¿Volverán a crearse gabinetes “privados” de arte? ¿Deberán los menores ir a los museos acompañados de sus mayores o directamente se reinventarán como Salas X para esconder las obras de Fragonard, Boucher, Ingres, Baudry,  Coubert  Schiele, Klimt o el idolatrado Picasso?.

Lo Políticamente Correcto, la Nueva Normalidad está reafirmándose como realidad amenazante. Una paradoja esquizofrénica, agresiva y radical. La supuesta libertad de expresión y comunicación no sólo se transforma en metapuritana, sino en auténtica iconoclasia talibán sujeta a consignas y mensajes supuestamente ético sociales, censurando incluso la historia y sin que nadie lo haya pedido. La sociedad de las libertades se ha convertido en liberticida.

¿Pasará? Mucho me temo que no. Las modas y tendencias si, pero las prohibiciones prevalecen y si son globales más aún. Desconectarse hacia la libertad no será una mala idea.
 

Etiquetas:Jorge Llopis