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Nils Lofgren

Paco Ochoa. 26 de septiembre.

Recuerdos de Poulidor

No sé si lo recuerdan, pero Raymond Poulidor fue un gran ciclista francés que en los primeros 60 solo tuvo una desgracia: encontrarse con Jacques Anquetil. Poulidor era un gran corredor, pero Anquetil fue, simplemente, uno de los más grandes de la historia, así que a pou pou, como cariñosamente le llamaban sus paisanos sólo le quedo ser el eterno segundo, un destino que, para que nos vamos a engañar, puede ser bastante desagradable. En esto de la música pop esto también pasa. Hoy nos ocupamos de un músico excelente que también ha tenido la “fortuna” de encontrarse con dos gigantes que responden a los resplandecientes nombres de Neil Young y Bruce Springsteen. Dos amigos que marcaron para siempre su carrera.

Nuestro hombre se llama Nils Lofgren, nació en Chicago en 1951 y es un excelente compositor e interprete que, además, sabe enfrentarse con gran habilidad a la guitarra y a los teclados. En su ya larga trayectoria, Lofgren ha hecho prácticamente de todo. Participó en grupos tan importantes como Crazy Horse, uno de los grandes nombres del country rock americano, fundó Grin con su hermano Tom y emprendió después su camino en solitario. Un camino que empezó maravillosamente con un primer trabajo, Nils Lofgren (75), que obtuvo un gran recibimiento por parte de la crítica y una casi total ignorancia por parte del público. La cosa se repitió con la magnífica continuación, Cry Tough (76), y a partir de ahí quedó claro que sus discos le iban a dar mucha reputación y poco dinero.

No es de extrañar que, en vista de los éxitos cosechados, el bueno de Nils decidiese ganarse la vida trabajando para otros ya consagrados. Él ya conocía la experiencia por sus colaboraciones con Neil Young, con quien había tocado en dos de las obras maestras del canadiense, After The Gold Rush y Tonight’ s The Night. El puesto definitivo le llegó, no obstante, en 1984 cuando Springsteen solicitó sus servicios para unirse a su E Street Band en sustitución de Steve Van Zandt y le permitió sanear definitivamente su economía, recorrer los mayores escenarios del mundo y seguir con sus proyectos en solitario con la libertad de no depender de sus resultados en las tiendas para llenar la despensa.

Es precisamente la última de estas grabaciones la que hoy le devuelve a la actualidad. En su reciente The Loner, Nils Sings Neil, un Lofgren relajado y voluntariamente apartado de la electricidad se dedica a revisar quince canciones de Neil Young. Para ello se rodeó de su familia, de sus perros y gatos y utilizó una vieja Martin acústica que le regaló el propio Young. El resultado es cálido y hermoso; Nils canta composiciones de un viejo amigo para otros viejos amigos y recuerda maravillas perdidas como Winterlong, Don´t Be Denied o Birds en un disco que se disfruta como un refugio en un día de lluvia, como un recuerdo de juventud en una tarde de otoño.

 

 
 
 
 
 
 
 

 

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