Principal

Diario YA


 

“El Estado soy yo” Luis XIV

Obama y su obsesión electoral: un peligro para Oriente Medio

Miguel Massanet Bosch. El dicho español tan conocido por todos “en todas partes cuecen habas y, a veces, a calderadas” se puede aplicar con plena propiedad en lo que son las campañas electorales de todas las democracias (no hablamos de las dictaduras o democracias, como la de Venezuela, donde las libertades brillan por su ausencia). Son periodos donde todos los partidos en liza hacen lo posible para captar el voto de los ciudadanos por todos lo medios imaginables. Lo que sucede es que, en ocasiones, en unos casos más y en otros menos, lo que se dice o hace durante la campaña puede tener más repercusión  según que la nación en la que se produzcan, tenga más influencia o no dentro establishment mundial y, sin duda, este es el caso de los EE.UU de América y su actual presidente el señor Barack Obama.

Nadie puede decir que la situación en Oriente Medio no esté confusa, no presente grandes incógnitas y no exista el peligro de que, en cualquier momento, llegue a saltar la chispa que convierta en una hoguera toda aquella zona en la que países como Irak, Irán, Siria, Líbano, Yemen, Libia y el propio Egipto; todos ellos metidos en graves enfrentamientos bélicos entre grupos de opositores al régimen, yihadistas y, a la vez, manteniéndose expectantes, temerosos de que, el vecino, aproveche la oportunidad para lavar viejas rencillas o conseguir territorios a los que viene aspirando desde, en algunos casos, siglos. Y entre toda esta maraña de naciones musulmanas, un pequeño estado, Israel, de mayoría judía y que viene luchando para conseguir sobrevivir entre vecinos que lo odian, desde el mismo año 1.948 en el que consiguió su independencia; se encuentra rodeado de peligrosos adversarios de los que sólo ha conseguido librarse y mantenerlos alejados gracias a su valor, sus magníficas y bien adiestradas fuerzas armadas y la ayuda que ha venido recibiendo de su valedor, la nación americana.

Durante muchos años, a través de la presidencia de demócratas y republicanos, los EE.UU han sido los verdaderos protectores del estado de Israel, en parte gracias al poderoso lobby sionista que existe en la nación americana, un lobby de gente poderosa, rica y muy influyente en los estamentos e instituciones políticas del Estado. Sin embargo, desde la llegada al poder del señor Obama, con sus particulares ideas a cerca de la función en el mundo de los EE.UU. parece como si algo se hubiera roto entre ambos países y una creciente tensión se estuviera creando entre el gobierno de Netanyahu y el del señor Obama. Han sido notorios los desencuentros entre ambos mandatarios con motivos de los intentos de Barack de conseguir la paz entre palestinos y judíos y las amenazas que les ha dirigido a estos últimos cuando ha creído que no cedían lo suficiente para llegar a acuerdos.

Ahora, con este proyecto de acuerdo con Irán, los desacuerdos han ido a más y no van a servir de nada  las palabras “tranquilizadoras” con las que el Presidente americano ha querido conformar a los judíos insistiendo en su proverbial amistad y en el compromiso de continuar defendiéndolos contra posibles ataques de sus vecinos. Pero no basta y Obama lo sabe. El lobby judío no va a aceptar como buenas estas consideraciones, porque todos saben (incluso Obama) que Irán ha venido engañando a Occidente respecto a sus avances nucleares, desde el mismo momento en que comenzaron a enriquecer uranio. No ha ocurrido una vez sino varias, en las que los observadores han visitado el estado islámico sin encontrar pruebas de que se avanzara en la fusión nuclear y, sin embargo, en lugares ocultos han sido los israelíes, a través del Mossad, quienes han denunciado que la actividad para fabricar bombas atómicas no se ha interrumpido. Ahora, ante el peligro de que se sustancie el acuerdo nuclear con los EE.UU, los espías judíos siguen recogiendo información y pruebas para entregarlas a Obama, antes de que sea demasiado tarde para evitar este gran error táctico y diplomático que intenta llevar a cabo éste señor, para poder exhibir ante los americanos un logro que le pudiera aupar, con ciertas posibilidades de éxito a una nueva legislatura, como presidente.

Sé que, en España, escribir sobre la importancia de Israel en su lugar privilegiado en Oriente medio, supone indisponerse con muchos medios de comunicación, defensores de la causa palestina; no obstante, si uno analiza con frialdad la actual situación en toda aquella región y sus evidentes consecuencias en algunos países cercanos al flanco sur de la UE, se dará cuenta de que, el peligro yihadista se nos está acercando ( atentados en Túnez y en Libia), cuando nuestros propio servicios secretos ya han advertido de lugares de reclutamiento para la guerra del EI en Irak, Siria, y el resto de países en los que están infiltrados, que tienen lugar en Barcelona, Ceuta y Melilla y, muy probablemente, en otros lugares donde todavía no han sido descubiertos. Sin duda, al día de hoy, no hay otro país ( incluido Egipto) del que Occidente del que se pueda fiar para detener la amenaza que, por mucho que se intente minorizarla, va haciéndose cada vez más inminente, peligrosa, imprevisible ( puede producirse un atentado en cualquier momento) y, desgraciadamente, más sangrienta y cruel.

Son muchos los especialistas en temas islámicos los que ven, con gran disgusto y prevención, este famoso acuerdo nuclear que con tanto ahínco, apresuramiento, disponibilidad y urgencia, pretende sacar adelante el señor Obama; a pesar de que, no sólo desde las bancadas republicanas sino de entre sus propios compañeros de partido, se le viene recomendando prudencia y valorar que si, como es muy posible que pudiera ocurrir, a pesar del acuerdo ( en el propio Irán ya son muchas la voces que le recriminan a su gobierno el haber cedido ante los americanos), en secreto, en emplazamientos ocultos y desconocidos para occidente, se pudiera seguir enriqueciendo el uranio preciso para la fabricación de la bomba atómica. En este caso, tomemos nota y no dejemos que el deseo de paz nuble nuestras inteligencias, los responsables del estado de Israel, si tuvieran conocimiento de que esta circunstancia pudiera llegar a producirse, su reacción sería la que ya vienen anunciando desde hace meses: un ataque masivo de su aviación sobre los lugares en los que se viniera trabajando en la fabricación de dicho artefacto. Las consecuencias: seguramente el inicio de una nueva guerra mundial de incalculables consecuencias.

En ocasiones nos obsesionamos por mantener posturas ilógicas por el simple hecho de que les damos más importancia a nuestras corazonadas, a nuestros sentimientos y querencias o a nuestros ideales políticos, que a lo que la razón nos recomienda y ello, sin duda, puede llevarnos a conclusiones equivocadas. Si pensamos que nuestros “amigos”, los palestinos, pudieran llegar a ser un valladar, suponiendo que estuvieran dispuestos a ello (parece ser todo lo contrario), contra el avance de las huestes del terrorismo yihadista de los del EI, sin duda estaríamos cometiendo un gran error de análisis sobre la situación en Oriente medio. La realidad es que, el único apoyo fiable, con medios disuasivos y ofensivos para enfrentarse al mundo islámico, del que dispone en la actualidad Occidente es, sin posibilidad error, el estado de Israel, con su potente Tzajal y su moderna y bien preparada aviación; aparte de un inmenso arsenal de todos los medios bélicos, entre los cuales hay los más sofisticados elementos descubiertos para la detección, la contención y la destrucción de los misiles enemigos.
O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadanos de a pie, nos preocupa que la búsqueda de votos de Obama acabe con un grave conflicto con el Islam.
 

Etiquetas:Miguel Massanet BoschObama