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del embajador Velo de Antelo, gratis, en diarioYA

Ofrecemos, sin coste, la novedad editorial imprescindible para entender la Constitución

Redacción. El embajador José María Velo de Antelo acaba de publicar el libro definitivo para entender la actual Constitución Española, donde analiza, por sus diferentes artículos, sus desaciertos, carencias, incumplimientos, así como la reforma necesaria.
DiarioYa les ofrece acceder gratis al libro para su lectura.
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La empresa editora del DiarioYa ha decidido editar el libro por su interés actual y, haciendo un esfuerzo, publicarlo de manera que todos sus lectores puedan acceder al mismo.

Habrá, igualmente, una pequeña edición en papel a coste de 25 €.

De la Introducción:

La Constitución Española de 1978 fue aprobada por las Cortes en sesiones plenarias del Congreso de los Diputados y del Senado celebradas el 31 de octubre de 1978 y ratificada por el pueblo español en referéndum de 6 de diciembre de 1978. Votó el 67,11 % del censo electoral, mientras que la abstención alcanzó el 32,89 %.  El Sí obtuvo 15.706.078 votos, lo que  representa el 88,54 % de los votos emitidos.  El No obtuvo 1.400.505 votos, el 7,89 %.  Por consiguiente, el triunfo del Sí fue importante, aunque el porcentaje del No, unido al 32,89 % de la abstención, alcanzó el 40,78 %, cifra también considerable.  Como para aprobar la Constitución se pedía el Sí, es innegable que los abstencionistas, por diversas circunstancias, no estaban por la aprobación.
 El Rey la sancionó ante las Cortes el 27 de diciembre de 1978, y se publicó en el número 311 del Boletín Oficial del Estado, el 29 de diciembre del citado año.  Fue tan mayoritaria la aceptación ciudadana, que es difícil asumir la queja, 33 años después, de que la Constitución que aceptaba el régimen de autonomías fue un error.  Sin duda lo fue; pero el pueblo español mayoritariamente decía Sí al Rey.  Acostumbrado a no dudar de Franco, aplicaba el mismo sentimiento de confianza al Rey.  Se entiende la mayoría que alcanzó en las Cortes.   Todo había sido consensuado por los partidos políticos, y Suárez, Presidente del Gobierno, y con mayoría absoluta, como resultado de las elecciones del 15 de junio de 1977, gobernaba a su aire, lejos ya de su mentor y motor del cambio, el Rey, y de Fernández Miranda, auténtico gestor de la transición, que no supo medir bien sus pasos para lograr la Presidencia del Gobierno. 

Suárez había sido tan sólo el ejecutor del plan concebido.  El Rey y Fernández Miranda le llevaron al gobierno de la nación por encima del criterio del Consejo del Reino, que en la terna habían propuesto en primer término a Silva Muñoz y en segundo lugar a López Bravo; Fernández Miranda logró que el tercer puesto lo ocupara Suárez por ser el Secretario General del Movimiento.  Era el falangista que no podía faltar en la terna.  Los consejeros no entendieron la secreta acción del Presidente de las Cortes y del Consejo del Reino, y fueron los primeros sorprendidos cuando el Rey nombró a Suárez Presidente del Gobierno, personaje político nada relevante, y que hasta las elecciones de 1977 había seguido al pie de la letra el mandato de quienes le habían llevado al poder.  Todavía hay quienes critican duramente la situación política actual, en todas sus dimensiones, y, al mismo tiempo, siguen proclamando el éxito de la Constitución de las Autonomías, o, dicho de otra manera, de las “diecisiete repúblicas coronadas”. 

Error clamoroso de Suárez que de nada le sirvió la mayoría absoluta de que disfrutaba, y del pueblo español que, en su mayoría, sin haber leído el contenido de la Constitución, la aprobaban por creer que era el deseo del Rey, cuando, en realidad, y como no podía ser de otra manera, sufría por lo que se vislumbraba como un desastre a corto plazo.  Pero el Rey había dejado de mandar y su voz era solamente escuchada cuando interesaba a los que ostentaban el poder.  Suárez, González, y los separatistas catalanes y vascos, engendraron las “repúblicas coronadas” con el dicho de “café para todos”, y que hoy habrá necesariamente que reformar si no quieren nuestros políticos terminar de hundirnos en la miseria moral, política, social y económica. 
 

Etiquetas:constituciónVelo de AnteloVisión crítica de la Constitución de 1812