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Diario YA


 

“La corrupción y la hipocresía no deberían ser productos inevitables de la democracia, como sin duda lo son hoy.” Mahatma Gandhi.

Reforma laboral: Victoria pírrica, con regusto a debilidad gubernamental

Miguel Massanet Bosch.
Por fin ha parido la “gran reforma” que este gobierno socio-comunista había convertido en leitmotiv de su pretendida lucha en favor de la clase trabajadora. La aprobación de la reforma laboral en el Congreso, por los pelos, esta es la verdad, y tomando en cuenta que los cambios a que ha sido sometida la ley del PP de reforma laboral que ha estado vigente desde que el señor Mariano Rajoy decidió hacer caso a Bruselas para conseguir el apoyo económico que necesitaba España para salvar el desastre de las cajas de ahorro españolas, que habían puesto al país al borde de la banca rota, han sido mínimos, intrascendentes y mero maquillaje para no ponernos en contra de la UE, que no hubiera consentido cambios de mayor envergadura; al final de todo su recorrido y en manos de la ministra de Trabajo, señora Yolanda Díaz, si tenemos que hacer caso del resultado final de la votación y de sus avatares previos, se ha convertido en una prueba de fuego, un vía crucis y un trago difícil de digerir para un gobierno, el del señor Pedro Sánchez que, peses a sus bravatas, a su empeño en camuflar la realidad de la nación, de vender como éxitos los resultados de políticas populares anteriores, ha comprobado que ha perdido fuerza, se ha debilitado, ha dejado de tener los apoyos del ERC y del PNV con lo que aquella masa de la izquierda que, hizo posible la investidura del actual presidente, ya no es lo suficientemente sólida como para garantizarle el éxito en una nuevas legislativas.
Una victoria con sabor a derrota, un resultado de infarto y los errores de la señora presidenta del Congreso, Meritxel Batet que, una vez más ha demostrado su sectarismo, su aplicación desafortunada de unas facultades de las que carecía, cuando le retiró la palabra a la diputada del PP señora Cuca Gamarra, que advertía a la presidenta de que se había producido un fallo informático previo a la celebración de la votación, que había sido anticipadamente informado por el diputado del PP, señor Casas. La presidenta de la cámara había retirado la palabra a la diputada argumentando que “la mesa” ya conocía los hechos y que, por tanto, no procedía la advertencia. Solo que no era cierto que “la mesa” conociera oficialmente la advertencia, por la sencilla razón de que sólo estaban presente dos miembros de la mesa y la decisión la había adoptado, “motu propio” y sin el respaldo de la mesa, la señora presidenta de la Cámara.
Un voto suficiente pero indicativo de que la señora ministra de Trabajo había fracasado en su intento de convencer a ERC y al PNV, que siempre acababa aceptando a cambio de compensaciones económicas para su partido y sus intereses separatistas. Un evidente enfrentamiento interno dentro del partido de Podemos una parte, dirigida por el señor Pablo Iglesias, que hubiera querido que se hubiera derogado la integridad de la reforma anterior y la señora Yolanda Díaz que había entrado en plena batalla por conseguir la dirección de las izquierdas con vistas a la legislativas que, cada vez, están más cerca si es que no acaban adelantándose debido a la situación, cada día más inestable del ejecutivo socio-comunista actual. Falta saber cuánto hay de hipocresía en la alegría que externamente manifestaron Sánchez, Calviño y otros miembros del PSOE por el éxito, entre comillas, de la reforma de la señora ministra comunista.
Es obvio que, cuanto más se acercan los comicios legislativos, con la inminente consulta que va a tener lugar en la autonomía del PP, de Castilla y León, dónde el señor Sánchez se está jugando algo más que conseguir una autonomía más, sino que una victoria espectacular del señor Mañueco podría ser el primer paso para un cambio radical en la intención de voto de toda España, algo que quedaría confirmado si en Andalucía se repitiera la victoria del PP. La prueba la tenemos en la campaña mediática que han puesto en marcha todos los medios de comunicación, el 90% de los que hoy existen en España, con inclusión estelar de La Vanguadia de los señores Godó, que han desarrollado una verdadera operación de desinformación, desacreditación y lavado de cerebro, intentando por todos los medios, legítimos e ilegítimos, hacer ver que quienes van a conseguir la victoria son las huestes del señor Pedro Sánchez, contradiciendo de una manera maniquea al resto de encuestas que señalan una clara y espectacular  votación a favor del PP, pese a los intentos de fomentar candidaturas adversas, como la de la España vacía, con las que se pretende dividir el voto de los ciudadanos que se vienen manifestando en contra del socialismo imperante.
Lo que sucede es que, aún con haber concedido, de momento, aprobar la reforma comunista-socialista de la contra reforma en contra de la Ley del PP, los flecos que esta votación tan reñida van a servir para que el PP y VOX puedan esgrimir argumentos en pro de sus tesis. Ya no queremos referirnos a Ciudadanos que, una vez más ha salvado a los socialistas de una derrota sonada y que esperamos que en las urnas reciban el merecido castigo por su traición a los principios que, según ellos, han venido defendiendo; pero que, en cada ocasión que se ha producido en la que se podrían haber fracasado las intenciones del PSOE, no han dudado en tenderles la mano, aunque de todos es sabido que Sánchez y los suyos son los que vienen apoyando el separatismo catalán, enemigo nº1 de la señora Arrimadas y sus correligionarios. Al menos, de los pocos de ellos que quedan.
Nos restan por delante días de incertidumbre, primero respeto a las decisiones que está tomando el Gobierno, últimamente, en relación a la retirada de medidas de prevención en contra del Omicrón, como la inminente supresión del uso de mascarillas por las calles, la innecesaria exhibición del pasaporte Covit 19, la limitación del número de personas que pueden reunirse en un local cerrado etc. Se habla, con sordina, de la aparición de nuevas cepas y de lo contagioso que puede ser el Omicrón, que sigue cobrándose víctimas y fallecidos; todo lo cual parece que forma parte del peso del platillo de una balanza virtual en la que, en el otro platillo, se cargan conceptos de índole económica, de supervivencia de empresas y de la necesidad de que la actividad industrial y las finanzas sigan su camino, pese a que la pandemia pueda seguir siendo una amenaza a tener en cuenta.
Faltará comprobar las consecuencias de la falta de acuerdo del Gobierno del Estado con uno de sus directos adversarios en la famosa mesa de negociaciones en Cataluña. ERC no ha querido aprobar el nuevo marco laboral y faltará saber cuál va a ser su reacción con sus actuales partenaires en las negociaciones sobre lo que deberán ser sus relaciones de ahora, entre separatistas y Gobierno de la nación. Los vascos siguen su línea particular y es posible que no quieran romper la baraja que, hasta ahora, les ha permitido ir adquiriendo transferencia tras transferencia y multimillonarias ayudas con las que siguen avanzando en pos de una hipotética independencia de su región que, a diferencia de las prisas catalanas, parece que no tienen tanta urgencia en conseguirla y prefieren ir lográndola, paso a paso, incrementando el poder que ya legalmente tienen a diferencia del resto de las autonomías de España.
Así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano español, deberemos resaltar el hecho innegable de que la rebelión en contra de nuestra Constitución, de nuestras leyes y de la propia defensa de la democracia española, no parte únicamente de partidos de izquierdas, sobradamente conocidos por sus ideas destructivas de la nación y de su oposición al actual sistema de gobierno del que nos dotamos los españoles en 1978; sino que, desde los propios organismo administrativos de la nación española, como son el congreso de Diputados o el Parlament catalán, que se han constituido en los principales adversarios del cumplimiento de la normativa legal en España, de modo que los españoles tenemos a la subversión, a los detractores de nuestra propia Constitución y a los que intentan acabar con la España democrática metidos en las entrañas de nuestras propias instituciones, sin que, al parecer tengamos posibilidad alguna de impedir que, en cualquier momento, salte todo por los aires de modo que lo que quede de la nación española no sea más que una empobrecida reliquia de este gran país que fue España.
Vamos a escoger las palabras de una política contemporánea, que ha dado muestras de ser una verdadera demócrata. Rosa Díez nos dice: “A las organizaciones totalitarias hay que derrotarlas porque su objetivo es destruir la democracia.”

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