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Diario YA


 

Eurobasker

Se acreca la hora de España en Polonia

Daniel Blanco. Llega a Varsovia España con un único objetivo. Ser medalla de oro en el Eurobasket. Algo que los pronósticos se dedican a confirmar. La selección de Scariolo es la favorita sin ninguna duda pero la derrota del jueves en Lituania ha sembrado dudas. Ya se encargó el míster de solucionar el temor general. “Lituania ha jugado mejor que nunca y nosotros peor que ningún día”. Con no repetir ese partido bastaría.
    Claro que nada es tan fácil y menos en este deporte, donde entrar bien en cada partido, marca el territorio de una selección en un campeonato. Un camino lleno de espinas que se prolonga durante dos semanas y que tiene como meta llegar el 20 de septiembre, en las mejores condiciones, a la final de Katowice.
    Debuta España esta noche ante Serbia (21.15 h) en un partido trampa. No le gustaba a Scariolo empezar con la siempre imprevisible selección balcánica Ya no son lo que fueron (por citar los últimos 20 años, campeones mundiales en 1990, 1998 y 2002 y europeos en 1991, 1995, 1997 y 2001), pero saben que tienen armas. Una escuela balcánica siempre es temible, aunque haya hincado la rodilla ante los nuestros en los últimos cinco enfrentamientos en competición oficial (Mundial de 2002 y 2006, Eurobasket de 2003 y 2005 y Juegos Olímpicos de 2004).
    Pero eso es lo que tiene Serbia. Más y más jugadores que no son precisamente conocidos pero que infunden un respeto, quizá exagerado, pero habrá que tener en cuenta. Ganar hoy sería emular el Europeo de Belgrado en 2005, donde España endosó un paliza considerable a una anfitriona que ya decaía (70-91).
    Ha entrenado España en suelo polaco y ya ha decidido Gasol, estar hoy con sus compañeros y no esperar más. Sí que esperará Rudy, quizá a mañana ante Gran Bretaña o, en caso pesimista, al miércoles ante Eslovenia. Pero Pau jugará hoy y quizá lo haga desde el inicio. Sus puntos van a ser importantes en un encuentro en el que más que nunca, hay que distanciarse desde el principio.
    Otra cosa que preocupaba al seleccionador era el estado anímico del vestuario tras la derrota ante Lituania. Asunto olvidado. No hay más que ver a estos guerreros, armarse de valor más que nunca para olvidar la osadía que cometió Lituania el otro día. Hemos probado que no somos invencibles (tampoco lo creía nadie) pero ahora ha venido bien y ha venido bien que fuese una derrota de 22 puntos. El siguiente objetivo es demostrarles a los rivales que han de conocer a una España cabreada. Esperemos que todo empiece hoy.
    Todo es válido para llegar a una final ansiada, pero de la que conocemos sólo el sabor de la plata. España ha saboreado ese metal en Barcelona 1973, Nantes 1983, París 1999, Estocolmo 2003 y Madrid 2007, pero nunca llegó al oro europeo. Es un poco más favorita que en Madrid hace dos años. Allí Holden nos quitó el oro con un lanzamiento a tres segundos del final. Hay ganas de revancha y, si el destino quiere, ante la misma Rusia.
    Bien es cierto que es complicado porque tanto rusos, como griegos, como lituanos no van con sus mejores hombres. A la campeona actual se le han quedado en casa Holden y Kirilenko. A Grecia, Papalukas y Diamantidis, y a Lituania, Jasikevicius, Siskaukas, Songaila e Ilgauskas. Ya vimos el jueves  que a estos últimos no les importa porque juegan bien con los teóricos suplentes y con esa fuerza de la naturaleza llamada Kleiza, pero las bajas de rusos y griegos son demoledoras. Nadie confía en ellos para llegar a los metales.
    Luego llegan los típicos tapados. Polonia, la anfitriona; Eslovenia con Udrih, Lorbek, Lakovic, Smodis; Turquía con una colección de incansables anotadores (Turkoglu, Ilyasova, Tunceri), Croacia con Planinic, Ukic, Vujcic y Kasun y Francia con una juventud inaudita y que viene de clasificarse en el preeuropeo.
    El favoritismo está sobre la mesa. España ha de asumir la presión al estilo de las grandes selecciones de los ochenta y noventa. Esa es nuestra España ahora, representada además por la mejor generación de jugadores de la historia con permiso de los subcampeones de Los Ángeles. Que haya suerte.