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Diario YA


 

Resumen de la obra

TRANSITO DE LA NODERNIDAD A LA POSMODERNIDAD

Uno de los momentos culminantes de la historia humana lo encontramos en la Modernidad  en que se  pensó en el progreso indefinido como medio que podía conducirnos  a la universal felicidad del género humano. Se creyó que razón y realidad discurrían en completa armonía en orden a dar cumplida satisfacción a las ansias más profundas del corazón humano. Fue el  “sueño modernista” del que los trágicos acontecimientos  acaecidos   en la primera mitad del siglo XX obligaron a despertar. En un espacio de tiempo relativamente corto se pasó del optimismo ilusionado de Hegel al desencanto posmoderno personificado por Lyotard , Vattimo o Lipovetski quienes después de haber sido testigos de tanta catástrofe y crímenes contra la humanidad como Hiroshima y Nagasaki…. pensaron que después de Auschwitz  era difícil seguir creyendo en la bondad natural del hombre , ni tampoco en que la realidad estaba imbuida de racionalidad. A partir de aquí se ponían en cuestión los postulados modernistas y se desconfiaba de esa visión panlogista de la historia que hasta ahora se nos venía ofreciendo
El tono inconformista que encontrábamos en Nietsche  lo volvemos a encontramos en la segunda mitad del siglo XX en la forma de insatisfacción profunda que nada quería saber ya de  la “diosa razón”. Morían las ideologías del pasado, se cuestionaban las clásicas teorías científicas, biológicas y humanísticas, nos olvidábamos de las grandes cosmogonías, nos quedábamos sin moral, sin religión y una a gran crisis generalizada se enseñoreaba de todo el ámbito de lo humano. Cuando intentamos emprender un nuevo rumbo nos encontramos con una encrucijada de caminos sin saber por dónde tirar porque carecíamos de brújula y de cartografía. Este complejo escenario se  convierte en objeto de estudio de la presente obra. Debo advertir que dentro de la diversidad que nos ofrece éste nuestro mundo de la posmodernidad nos hemos centrado  en la parcela del pensamiento desde cuya perspectiva tratamos de proyectar un poco de luz para entender lo que nos está pasando. El lenguaje utilizado en este  libro es asequible a todos los públicos incluso para los no familiarizados con la filosofía.
“La condición posmoderna” de J. F. Lyotard, habría sido la primera obra filosófica que responde al concepto de posmodernidad, ella pasa por ser una de las obras más leídas sobre el tema y la tenemos presente en este estudio.  Entre otros hemos tenido también  en cuenta  a Lipovestky  quien en su libro “La era del vacío” (1986)  nos ha dejado un análisis valiosísimo del tránsito a la posmodernidad y sobre todo un retrato bastante fiel de ese presente histórico que nos está tocando vivir. No obstante de todo esto ya han pasado algunos años. El curso de los acontecimientos trascurre velozmente, todo cambia en poco tiempo, nada parece estable, por lo que es preciso una visión reactualizada de lo que está sucediendo a nuestro entorno y esto precisamente es lo que hemos intentado hacer. En este apretado resumen quiero dejar constancia de lo que el lector va a encontrar en este libro. Después de dar a conocer el origen y las circunstancias que concurren en la aparición de este movimiento pacíficacamente revolucionario sin precedentes en la historia, se abordan aspectos fundamentales de la cultura de nuestro tiempo.  El mensaje que tratamos de trasmitir es que nos encontramos ante una crisis de identidad y de valores que ha desembocado en una cierta deshumanización vivida, eso sí, sin angustias ni tragedias y no exento tampoco, dicho sea de paso, de cierta estupidez humana. Una vez perdida la confianza en la razón, aparecen los tímidos devaneos en forma de pensamiento aleatorio que aspiran a alcanzar verdades múltiples, que nos colocan frente a realidades individuales y subjetivas válidas para cada cual, lo que equivale a decir que nos hemos quedado solo con lo provisional y evanescente, con un discurrir diseminado, que va de acá para allá hasta acabar perdiéndose en la discontinuidad e indeterminación. Derrida nos hablará de desconstrucción, Bataille de pensamiento cansado, Gelli Lipovestsky  nos introducirá  en la lógica del vacio, Marshall Berman nos dirá que “Todo lo sólido se desvanece en el aire”  y Vattimo nos pone ante el pensamiento débil. Los libros de metafísica han desaparecido de las librerías y sobreabundan sobreabundan los libros con títulos como "La miseria de la razón", "La razón sin esperanza", "La crisis de la razón", etc., que nos están dando a entender que la razón ha sucumbido y se muestra incapaz de ocuparse de los grandes temas, ya que lo incondicionado y absoluto es inasequible a los sujetos finitos y empíricos, como es el hombre. Cuando desaparece  el ordenamiento natural y todo aquello que puede prorcionarnos algún tipo de seguridad, cuando dejan de existier  verdades absolutas y valores morales intemporales cuando ya no se percibe nada de carácter inmutable, lo único que nos queda es un vacío existencial que obliga a agarrarnos a la pura provisionalidad y apañárnoslo como buenamente podamos. Las personas, como bien apunta,  Bauman, se han desentendido de los patrones rígidos y de estructuras encorsetadas y solo se atienen a las fabricadas por ellos mismos, en orden a comportarse en la vida y tomar sus decisiones. En contraste con las estructuras sólidas del pasado, ya todo es efímero y tiene fecha de caducidad. En la vida todo es inestabilidad, sin fundamentos sólidos y estables, lo que propicia el desapego, la discontinuidad, el olvido y el miedo. En la era liquida lo que se lleva no es conservar sino renovar.
. Como podrá verse  a lo largo de las páginas que componen este breve tratado, el debilitamiento del imperio de la razón explica por si solo el estado cultural en que nos encontramos cara a la dimensión social, política, científica, técnica. histórica, ética, religiosa de las cuales se pasa revista  de forma pormenorizada. En todas estas manifestaciones culturales nos vamos a encontrar con un leitmotiv que podíamos definir como la falta de referencias sólidas. Lo vemos claramente en el campo de la filosofía donde la etapa metafísica se considera como superada, tal y como lo viera el filósofo francés G Marcel, la crisis del hombre occidental es una crisis metafísica y lo que ahora tenemos como propio, es la posmetafísica. Si antes se decía “Primum vivere deinde filosofare” ahora lo que cabe decir:  “solum vivere”, sobra lo de filosofare. Esta falta de solidez la volvemos a encontrar en el mundo de la política donde el jusnaturalismo ha dado paso al positivismo jurídico. El imperio de la legalidad lo invade todo. Los políticos instalados en un relativismo cómodo son los gurús de los nuevos tiempos que se creen por encima del bien y del mal con capacidad de decidir  según su voluntad que es lo verdadero y lo falso, lo bueno y lo malo. Habrá quien piense que dado nuestra actual cultura solo es posible este tipo de política basada en la aritmética parlamentaria pero también hay quienes piensan que este tipo de proceder sin ningún tipo de freno ni contrapisa puede degenerar en totalitarismos.
La crisis de pensamiento ha afectado también a la ciencia que ya solo se conforma con verdades provisionales y creo haber explicado suficientemente en mi libro por qué esto es así, como también creo haber dado sobradas razones para justificar los temores y esperanzas en torno a un esplendoroso progreso técnico imparable que en un momento dado se nos puede ir de las manos. Los medios de que disponemos son magníficos, pero no así los fines; de aquí nuestra incertidumbre. Analizamos también los motivos que nos ha llevado  a restar credibilidad a la razón histórica. En la medida que se ha ido perdiendo la conciencia del pasado, se han ido perdiendo también las aspiraciones de futuro para quedarnos en un eterno presente. No es ninguna buena noticia que el “aquí y el ahora” sea el único escenario de la representación humana. El libro concluye con sendos capítulos dedicados a  analizar  respectivamente la situación  ética y religiosa de la sociedad posmoderna. El análisis realizado en torno al hecho moral y al fenómeno religioso  de los últimos tiempos nos ha permitido constatar que la conciencia moral  se ha quebrado en mil pedazos poniendo fin al orden moral establecido y que el credo religioso ha  dejado de ser universalmente compartido; pero también hemos podido constatar la evidencia de que el ser humano no puede vivir sin código moral por muy subjetivo que éste sea, ni tampoco puede vivir al margen de toda religiosidad, lo que explica la proliferación de sectas y movimientos religiosos todo lo salvaje que se quiera pero al fin y al cabo expresión de un vago sentimiento religioso. Como conclusión final nos quedamos con la idea de que en nuestra época de la posmodernidad como en cualquier época de la historia existen sus luces y sus sombras que hay que saber interpretar según los signos de los tiempos
Índice

 1 -Civilización y cultura en el transcurso de la historia
 2 - La modernidad punto obligado de referencia
 3- Del optimismo modernista al desencanto posmoderno 
 4- Comienzo y alcance de una nueva era
 5- Expresión crítica de la democracia posmoderna relativista
 6-Declive del imperio de la razón
 7- La ciencia posmoderna se conforma con verdades provisionales
 8- Temores y esperanzas de un desarrollo técnico imparable
 9- Cuestionamiento de la historia
10.- Pensando en la ética de los nuevos tiempos
11.- El despertar religioso en la Posmodernidad

Título : TRÁNSITO DE LA MODERNIDAD A LA POSMODERNIDAD
Autor : Ágel Gutiérrez Sanz
ISBN 978-84-9040-558-1
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Noviembre 2019