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Diario YA


 

Editorial: "Los viajes de Carod"

José Luis Pérez Carod Rovira es un entusiasta de los viajes pagados con el dinero público para promocionar el uso del catalán en sitios donde no hay el más mínimo interés por esa lengua. Probablemente él, en su fuero interno, lejos de cámaras y de micrófonos comprometedores, sabe que jamás conseguirá que en Groenlandia haya un señor (uno sólo) que quiera aprender el catalán, pero entretanto, como en Barcelona no trabaja mucho, los viajes le sirven para andar entretenido y para conocer mundo.

Últimamente, ha estado tres días en Ecuador, porque como en Cataluña los ecuatorianos son ya el tercer colectivo inmigrante, dice estar muy interesado en todo lo que se refiera a aquel país. Y para un separatista como Carod, estar interesado en algo no es buscar lo mejor para ello, sino hacerlo propio, poseerlo para después usarlo. Esto es el pretendido nacionalismo catalán, un pretexto para el poder, una excusa para arrebatar el alma a cada individuo poniéndole en su lugar un alma inventada y fantástica, el alma colectivista de los eternos descontentos.

Dijo alguna insensateces el señor Pérez que no nos gustaría dejar pasar sin comentarlas. Por ejemplo, aseguró que "todas las lenguas son iguales" y por tanto, "deben tener los mismos derechos". Empezando por lo segundo, no creemos que las lenguas puedan tener derechos, ya que los únicos sujetos con derechos somos los humanos. Pero además, no es cierto que todas las lenguas sean iguales: el español es una lengua imperial que hablan cientos de millones de personas en todo el planeta, mientras que el catalán es una lengua insignificante en el contexto mundial, que se habla casi exclusivamente en una región española. La diferencia es grande.

Y eso no quiere decir que no merezca respeto la lengua catalana. Merece el respeto de todo aquello que engrandece la cultura española, como el gallego o el vascuence. Sin embargo, ese respeto se transforma en vergüenza ajena cuando se pretende hacer de algo minoritario y casi anecdótico en algo sustancial y universal. No, señor Pérez, no. Tampoco es verdad que Cataluña sea, como dijo ante algunos periodistas perplejos, "un ejemplo de convivencia" lingüística. Cataluña, que algún día fue un lugar civilizado donde había democracia, hoy es un cortijo de los enemigos de España para conseguir que nadie hable en español dentro de algunas décadas.

Pero Pérez Carod no sabe nada sobre el funcionamiento de las lenguas ni sobre el carácter de los pueblos. Dentro de cien años, y de doscientos, en Cataluña se hablará en español de forma mayoritaria, porque la gente no habla en la lengua que le dicen los políticos, sino en aquella que saben que perdurará, que tiene vocación imperial y que se abre al mundo con verdadero afán comunicativo. La gente habla aquella lengua que tiene que ver con su cultura en un sentido integrador, y no en herramientas para el provincianismo y la cerrazón. Pero creemos que el señor Pérez Carod no entiende nada de todo esto.

Sábado, 14 de marzo de 2009.

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