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Diario YA


 

Los puentes de Obama

Rafael González. 19 de abril. La quinta edición de la Cumbre de las Américas, reunida en Trinidad y Tobago, puede fijar los cimientos para esos puentes que el presidente Barak Obama parece dispuesto a tender entre los Estados Unidos y los países hispanoamericanos. Es la mayor expectativa que cabe esperarse de esa cumbre. Obama está dando muestras de ser hombre realista. Y ha comenzado a tender puentes. En Europa, con la que Estados Unidos tiene una buena red, necesitaba asegurarse un enlace directo con Turquía. Y en su continente, en lo que suele llamarse su patio trasero, esto es, Iberoamérica, tiene una amplia gama de puentes que va a comenzar a tender con México y Brasil, cuyas infraestructuras ya existen, y en seguida comenzarán las obras para perfilar un puente, de nueva obra, con Cuba.

Puede que resulte bastante prosaico reducir a puro mercantilismo los nuevos puentes que Obama pretender tender. Porque a un pragmático como Obama no puede permitírsele desdeñar los mercados que siempre ha tenido cerca de casa. Y en este sentido, el rumbo político de la nueva Administración norteamericana en Hispanoamérica, de manera más o menos tangencial, no puede dejarnos indiferentes, ni a España como país ni a las numerosas empresas españolas allí instaladas.

Pero dejemos los juicios de intenciones, por muy verdad que sea el hecho de que son los intereses económicos los que suelen mover las relaciones internacionales. Hay otros intereses; los estratégicos, por ejemplo. En cualquier caso, sobre Iberoamérica Obama, hasta ahora, no ha dicho mucho. Más elocuente ha sido Hillary Clinton al criticar aceradamente la política de Bush, al que ha acusado de haber propiciado el resurgir de los regímenes populistas, que ahora enguizga el histriónico presidente venezolano y que con patético mimetismo le siguen los presidentes de Bolivia, Nicaragua, Ecuador, Honduras y Paraguay.

No cabe duda que las torpezas de Bush han sido clamorosas. Durante su mandato los partidos de centro derecha se hundieron en Hispanoamérica y proliferaron los regímenes izquierdistas, que bajo esa corriente que denominan “Socialismo del siglo XXI” beben en las fuentes ideológicas del castrismo.

Y llegado a este punto, bueno es pararse a considerar ese puente que Obama ha anunciado de levantar las restricciones a Cuba. Y lo ha hecho hasta con talante generoso, como dando un paso al frente. Tal si con decisión dijera: “si Mahoma no va a la montaña, la montaña irá a Mahoma”. Es lo que ha parecido dar a entender. Y lo ha hecho, también, con cortesía, utilizando el idioma español para anunciar el levantamiento parcial del bloqueo. Y eso ha sentado muy bien, algo que a Bush, el muy ceporro, no le salía. Y, además, con actitud paciente. En efecto, Obama ha recordado que la democratización, los derechos humanos y el reconocimiento de las libertades individuales en Cuba siguen siendo las metas de su Administración, pero no espera que "esos cambios se den de la noche a la mañana".

Así, pues, el puente ya tendido con Cuba sitúa a los cubanos en una interesante encrucijada que, por compleja, sería erróneo analizarla solo desde un punto de vista emotivo. Ese puente está llamado a ser el más importante de todos los que trata de tender Obama. No en balde Cuba viene siendo, desde hace algunos años,  uno de los ejes sobre los que parecen girar las nuevas corrientes políticas en Hispanoamérica. Desde la Habana se irradia e impulsa el movimiento populista que se expande como el aceite por Hispanoamérica. Atajarlo e impedir que siga expandiéndose sólo será posible si Obama consigue, mediante una transición democrática, que Cuba dé el cerrojazo definitivo a una dictadura de medio siglo. Por consiguiente, el análisis político no debe perderse de vista, porque si es un gesto humanitario tratar de mejorar las condiciones de vida de los cubanos, tampoco puede caerse en la ingenuidad de avalar un régimen tiránico para que, con la generosidad ajena, siga medrando unos cuantos años más. 

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